«SOLO CON LA SUPERACIÓN DEL SUFRIMIENTO SE PUEDE CONOCER LA MISERICORDIA DE DIOS»
Llevo varios días tratando de escribir una reflexión clara sobre el sufrimiento, he leído algunos escritos de Juan Pablo II como su carta apostólica Salvifici Doloris, plantea que el sufrimiento va más allá de la enfermedad, pues existe también el sufrimiento individual y el colectivo.
En este punto se hace necesario entender que el sufrimiento es la causa de algo, y como lo plantea Juan Pablo II el dolor como la enfermedad generan sufrimiento.
Profundizando un poco más, el dolor es generado por el mal, haciendo una lectura rápida. Sin embargo, Tomás de Aquino hace una extensa reflexión en su “Suma Teológica” mostrando la fragilidad del mal como algo sin causa propia. En términos comprensibles, el mal es la ausencia de bien, y el bien, si es causa propia.
EL Sufrimiento en otras culturas y en el cristianismo
De otro lado no solo el cristianismo ha reflexionado sobre el sufrimiento, antes que él, los griegos con su escuela del estoicismo, en el siglo VI a. C., Lao Tse en lo que hoy es China y, regresando a Job para los judíos, el sufrimiento hace parte de la existencia y el hombre es consciente de él.
Ahora bien, el sufrimiento, para utilizar un término moderno, es también instrumentalizado. Nicolás Maquiavelo en el renacimiento lo planteó, bajo su principio de mantener el control del Estado a si fuera con métodos poco éticos, dicho de otro modo, lanzó su frase, “Quien controla el miedo de la gente se vuelve el amo de sus almas”.
Método no solo utilizado por este filósofo y político, sino por la iglesia católica y Romana con sus Santas Inquisiciones. En ambos casos el miedo al dolor y al sufrimiento, que es natural al ser humano, se convierte en grillete de sometimiento.
El dolor físico es desgastante y genera sufrimiento espiritual.
Jesús lo entendía perfectamente, y por eso, en el centro de su predicación siempre estaba la acción de sanación. Todos tenemos nuestra cruz, la que es generadora de sufrimiento, Pablo habla de ella, pero en todo momento siempre, es la búsqueda de la liberación del sufrimiento.
Por tanto, el sufrimiento es inherente a la vida. Pero también de otra parte es claro que no habría nada peor, si eso fuera posible que un ser humano estuviera liberado de la posibilidad de sentir dolor y tener sufrimiento.
El kintsugi es un milenario arte chino de reparar objetos como porcelanas y tazas uniendo las piezas con pegante mezclado con polvo de oro.
Al terminar la reparación se ve perfectamente por donde se quebró la pieza. Sin embargo, ahora la porcelana o la taza es mucho más valiosa no por su costo económico sino porque ha sido reparado y ahora su significado espiritual es de fortaleza, se ha vencido el sufrimiento.
Jesús sufrió lo indecible y lo impensable, para redimir la humanidad; no existe ninguna acción que nosotros podamos hacer para disminuir este sufrimiento, pues su efecto fue inmediato: ¡hemos sido salvados! Lo que nos queda es ayudar al otro, ejerciendo la misericordia, liberándolo en la medida de lo posible del dolor.
JCLDGS «EL HEREJE»
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¡Hasta pronto!
